Dos terremotos han sacudido recientemente al país: uno material y otro político.
1.-
Respecto del terremoto telúrico (y posterior maremoto) de 27 de febrero pasado: éste tuvo una magnitud de 8,8 grados Richter en la zona de mayor intensidad, lo que significa que se está en presencia del mayor cataclismo que ha sacudido al planeta en los últimos 50 años.
Las pérdidas humanas arrojan un saldo de 500 personas fallecidas. Las pérdidas materiales se calculan en alrededor de 30 mil millones de dólares (alrededor del 17% del producto chileno). Diez mil millones corresponden a la proyección de menor crecimiento, como consecuencia directa del sismo, y los otros 20 mil millones son pérdidas directas (de los cuáles 10 mil millones privados y 10 mil millones públicos).
Los esfuerzos de reconstrucción del primer momento se concentraron en ir en auxilio de las víctimas, restablecer la conectividad del país y reponer los servicios básicos (agua potable, electricidad, comunicaciones). La recuperación de los daños en infraestructura y construcciones destinadas a educación y salud, entre otros, precisará de un tiempo más largo, el que Sergio Bitar considera que podría ir más allá del mandato presidencial de Sebastián Piñera.
A continuación, expresa su solidaridad con Haití por el terremoto que también afectó a esa nación. Recuerda que Chile lleva largos años cooperando con ese país y señala que haber tomado nota de algunas demandas específicas que surgen tras el sismo, como por ejemplo la necesidad de contar con apoyo en el ámbito de la educación y de becas en el exterior para estudiantes haitianos que hoy están afectados por la destrucción de sus centros de estudios.
Los efectos del terremoto de Chile cambiaron el escenario político, condicionando la forma de hacer oposición de parte de la Concertación, lo que lleva a preguntarse cómo se hará en un ambiente de reconstrucción nacional.
Al respecto, Sergio Bitar aborda dos grandes temas en los que la Concertación y la derecha tienen propuestas diferentes:
Cómo se financiará la reconstrucción nacional. Si la reconstrucción se financia con endeudamiento, en cierta medida significa que las futuras generaciones pagarán el costo del sismo. Financiar con nuevas privatizaciones, es como vender parte de la casa para reparar los daños. En relación con los tributos, hace presente que Chile tiene una carga tributaria baja, de alrededor del 18%-19% del producto, lo que dista mucho de los países OCDE, organización a la que el país se adhirió recientemente, por consiguiente afirma que es indispensable una reforma tributaria que incremente la tasa tributaria a las utilidades de las grandes empresas (de 17 a 20%) y el royalty a las empresas mineras, que alcanzan sustantivas utilidades hoy debido al elevado precio del cobre (35.000 millones de exportación de cobre estimado 2010)
Cómo se organiza la sociedad civil, cómo se reconstruye con participación ciudadana y no solamente se adoptan políticas dirigistas de reconstrucción.
2.-
A propósito del “terremoto político” derivado de la derrota electoral, se manifiesta orgulloso del proyecto democrático y progresista que llevó adelante la Concertación en sus cuatro gobiernos (1990-2010), con 12 victorias electorales sucesivas, y el enorme avance político, económico, cultural y social, siendo el periodo de mayor progreso de la historia republicana.
A propósito del nuevo escenario político en Chile, Sergio Bitar recuerda que él mismo fue ministro del presidente Allende, sufrió prisión y exilio tras el golpe de Estado, participó activamente en la recuperación de la democracia y durante la transición le ha correspondido ser líder de su partido, senador de la República y ministro de los gobiernos de los presidentes Lagos y Bachelet.
Evalúa el balance de estos 20 años como una transformación única en Chile. Menciona los avances y reformas en los ámbitos de educación, vivienda, salud, justicia, así como la conformación de una red de protección social y la disminución de la pobreza. El acceso a la cultura, la ampliación de las libertades y apoyo a la creatividad.
Siendo este rápido balance tan positivo, plantea la pregunta de por qué se perdieron, entonces, las elecciones presidenciales de enero pasado.
Recuerda algunas cifras:
En la reciente elección presidencial, el candidato de la Concertación obtuvo un 48,4% de los sufragios; en el Senado la coalición tiene la mayoría de la representación y en la Cámara de Diputados, no obstante no ser mayoría, 56 de 120 diputados se adscriben a la Concertación, además de los tres diputados del Partido Comunista, que incluyó en sus listas para que pudieran ser elegidos sacrificando tres diputados de la Concertación, lo que considera un gesto de desprendimiento significativo contra la exclusión política. A nivel municipal, la Concertación conserva también una posición relevante.
Adicionalmente, la presidenta Bachelet deja el poder con una adhesión inédita en la historia de Chile, sobre el 80%, la que no varió -además- en sondeos hechos antes e inmediatamente después del terremoto.
A su juicio, alguno de los puntos que podrían explicar la derrota en los últimos comicios serían:
- La Concertación, durante los veinte años en que estuvo en el gobierno, fue perdiendo presencia en las organizaciones de base y en las agrupaciones sociales. Los partidos políticos de la coalición en cierta medida son percibidos como colectivos que se han alejado de la gente, que han sufrido procesos de división interna y que están concentrados en sí mismos;
- Los factores cohesionantes fueron variando a medida que se materializaban los cambios y cumplían los programas. La transformaciones operadas en el país durante las administraciones de la Concertación generaron nuevas realidades sociales, económicas y culturales, a una velocidad mayor que los cambios acaecidos en la propia coalición. Además, tras la muerte de Pinochet, se fue diluyendo el principal eje ordenador – democracia dictadura -abriendo paso a discusiones sobre un nuevo programa de acción;
- Dificultad de expresar la novedad de la propuesta de la Concertación cuando el candidato es una figura que ya fue presidente de la República.
- La Concertación no supo entender adecuadamente cómo se presentaba la derecha, que eludió la discusión de programas y sentidos estratégicos proclamando que haría lo mismo que la presidenta Bachelet, intentando ocupar el centro político y distanciarse de la dictadura (recuerda que el propio presidente Piñera proviene de una familia democratacristiana y que él mismo votó “No” a Pinochet en el plebiscito de 1988); una derecha que se presentó con características gerenciales antes que ideológicas.
Finaliza su intervención interrogándose sobre cómo recuperar el poder en las elecciones de fines de 2013.
A su juicio, los comicios municipales de 2012 serán un apronte importante.
La Concertación tiene buenas expectativas si logra hacer una oposición constructiva para ayudar a las víctimas del desastre natural, con los siguientes énfasis: reforzar su rol fiscalizador respecto de las autoridades de la derecha que tienen mal resuelto el problema del conflicto de intereses público/privados; avanzar en un proceso de mayor unidad y novedad en la propuesta, ampliándose hacia nuevos sectores políticos; fomentar la formación de liderazgos jóvenes; reforzar la labor y la existencia de los centros de estudio vinculados a la Concertación, y contar con medios de comunicación que contengan en parte la tremenda concentración e manos de la derecha. Destaca la importancia de utilizar intensamente los nuevos instrumentos tecnológicos.
En relación con la idea de unidad, Sergio Bitar destaca como imprescindible contar con legislación de primarias que permita a la coalición resolver internamente la elección de su candidato, sin tener que presentarse con más de una opción a la elección presidencial, como ocurrió en la última oportunidad, en la que además de la candidatura Frei, se presentaron dos opciones más que venían de partidos también miembros de la IS.